LAICIDAD EN LOS COLEGIOS

REZANDO EN CLASE

Extraído de la web de PI Y MARGALL

 
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Desperdicio: las horas de la devoción

¡Cuánto desperdician los creyentes de sus vidas! Hablo, desde luego, de los practicantes, que no son muchos, pero que por el solo hecho de ser practicantes demuestran haber escapado del indiferentismo y la apatía generalizada. Esta gente, movida por su deseo de agradar a su dios, de acercar el Reino, o simplemente de estar un poco más conectados e involucrados con su ilusión de Dios, dedica horas o días, o incluso una vida entera, a estos fines. A los demás les parecen gente empeñosa, de una fe conmovedora, y algunos llegan a ser santos.

Pero ¿qué queda de esto si no hay nada verdadero en la fe que profesan? Habrá obras de bien motivadas por la fe que pueden sobrevivirla, sin duda. Un orfanato, un centro de refugiados, un hospital fundado por religiosas o subvencionado por la caridad de laicos religiosos convencidos de que así agradan a Dios son, aunque Dios no exista y todas las convicciones de esta gente sean ridículas, de todas formas instituciones que funcionan y hacen un bien tangible. Pero yo quisiera hablar de las cosas pequeñas, las que me tocan de cerca. Porque siendo un infiel vivo en una familia con fe, y con frecuencia me rebelan y me desesperan las horas muertas, inútiles, consagradas a la fe y frivolidad. Estampas de santos y vírgenes se amontonan sobre la mesa; se pegan sobre grandes afiches para mostrarlos luego en el templo y "educar" al pueblo sobre sus mágicos poderes. Se organizan grandes procesiones a su alrededor, con velas y cánticos. Tiempo y esfuerzo se dedican a alabar a figuras sobrenaturales y declamar piadosos conocimientos sobre ellas, sin ninguna contribución al mundo real.

Esto es, en términos económicos, una tragedia: un desperdicio de recursos, de inteligencia y destreza humana, de logística, de papel y tinta, de tiempo. En términos sociales, aunque sirva para unir a una comunidad, lo hace sobre la base de la adoración a ídolos surgidos del mito o de la "fe popular", mal definidos y ajustados egoístamente a las ideas de cada persona.

Esto no es una diatriba de un ateo furioso contra los santos y las vírgenes, en los cuales todos tienen derecho a creer. Es un lamento sincero de un no creyente ante la inmensa vacuidad de las ceremonias y devociones menores del cristianismo. Nada más puedo hacer, supongo.

Extraído de la web de PI Y MARGALL

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Esta página ha sido actualizada el 4 Diciembre, 2002