LA IGNORANCIA ES LA MADRE DE LAS DESGRACIAS.

El crucifijo
LOS PLACERES Y LOS DIAS
FRANCISCO UMBRAL
Miércoles, 26 de mayo de 1999

 
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Volver Por cuanto el día 3 de enero de 1979, el Plenipotenciario de España firmó en la Ciudad del Vaticano, juntamente con el PlenAnte la confirmación ayer, por parte del ministro de educación, Mariano Rajoy, en la Comisión de Educación del Congreso, de la intención del Gobierno de establecer dos asignaturas, una cimentada sobre creencias religiosas y otra en valores éticos, con carácter de asignaturas obligatorias y evaluables, CEAPA muestra su oposición a dos itinerarios diferentes según las creencias del alumno o la familia.

No es admisible que los alumnos tengan que decidir, como si fueran antagónicas, entre dos clases de formación, una fundada en los valores constitucionales y que propugna la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y otra en normas religiosas, ubicadas sobre la doctrina y las creencias específicas de una religión determinada.

Se daría la paradoja de alumnos a los que desde el punto de vista constitucional se les enseñara a rechazar la pena de muerte y, a otros, que desde la perspectiva del catecismo católico, se justificara su aplicación, o no se promoviera la igualdad de derechos entre hombres y mujeres.

La enseñanza en valores, desde el punto de vista constitucional, debe ser tan importante que todos los alumnos tienen que conocerla y tienen que recibirla sin posibilidad de enfrentarla con los dogmas o creencias de una religión determinada. Por lo tanto, rechazamos la posibilidad de una enseñanza en valores que no sea obligatoria para todos los alumnos, sin alternativas de ningún tipo.

Madrid, 29 de septiembre de 1999.


CEAPA RECHAZA LA PROPUESTA DE REAL DECRETO DE ENSEÑANZA RELIGIOSA Y ANUNCIA TODO TIPO DE ACCIONES PARA SU RETIRADA.

La Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos (CEAPA) rechaza rotundamente la posibilidad de que sea aprobado el proyecto de Real Decreto por el que se establecen las enseñanzas opcionales comunes de la educación en valores, por entender que el proyecto que propone el MEC únicamente responde a los intereses más retrógrados y conservadores de la Iglesia Católica.

De ninguna manera puede admitirse el enfrentamiento entre los derechos y valores constitucionales y los de una determinada religión, y establecer como alternativas "valores cívicos" y "enseñanza religiosa", entendiendo que la Declaración Universal de Derechos Humanos y la Constitución están siempre por encima de cualquier dogmatismo religioso.

La educación en valores cívicos tiene que ser necesaria y obligatoria de forma transversal o con una asignatura específica para todos los alumnos, independientemente de sus creencias o prácticas religiosas, y, por tanto, no es admisible que una parte de los alumnos no reciba esta formación.

En este sentido, mientras los contenidos de valores cívicos son fijados por el MEC y las administraciones educativas, los contenidos de la enseñanza religiosa se dejan al arbitrio de la jerarquía eclesiástica, sin ningún tipo de control previo, así como la elección, de forma también arbitraria, del profesorado que impartirá dicha asignatura, y los libros de texto y materiales didácticos que tendrán que utilizar los alumnos.

No podemos aceptar que las enseñanzas religiosas se avalúen y se tengan en cuenta para el acceso a becas y a la universidad, ya que como decíamos anteriormente, no están controladas por las administraciones educativas en sus contenidos y en el profesorado, suponiendo además una discriminación entre los alumnos que eligen formación religiosa y los que eligen formación en valores cívicos, lo cual consideramos inconstitucional y un atentado contra la igualdad de oportunidades por motivos religiosos.

Por otra parte, al analizar los contenidos que el MEC propone para esta asignatura de valores cívicos, nos encontramos con que únicamente se pretenden incluir conocimientos relacionados con la historia de las religiones, pero poco o nada se habla de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, de la Constitución, o de los grandes pensadores que han forjado la ética de nuestra civilización.

Por todas estas razones, reiteramos nuestro rechazo al Real Decreto propuesto por el MEC, y anunciamos que tomaremos todas las medidas que estén a nuestro alcance, tanto recurriendo a los tribunales, como a las movilizaciones ciudadanas, hasta conseguir la retirada de una propuesta que atenta contra los principios democráticos de nuestra sociedad, la laicidad de la escuela y la igualdad de oportunidades de todos los niños y niñas en su educación.

Madrid, 4 de noviembre de 1999


FEDERACIONES Y CONFEDERACIONES QUE INTEGRAN CEAPA RECHAZAN EL PROYECTO DE ENSEÑANZA DE RELIGIÓN Y SOLICITAN UNA REUNIÓN AL MINISTRO DE EDUCACIÓN.

La Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos (CEAPA) ha manifestado, en una carta dirigida al Ministro de Educación y Cultura, su malestar por conocer por medio de la prensa el borrador de Real Decreto por el que se establecen las enseñanzas opcionales comunes de la Educación en Valores, y ha solicitado una reunión urgente, para poderle transmitir sus propuestas e inquietudes, y no tener que recurrir a otras medidas de presión.

En una reunión celebrada Madrid el día 6, los/as presidentes/as de las Federaciones y Confederaciones de Padres y Madres de Alumnos de todo el Estado Español, integradas en CEAPA, consideraron oportuno dirigirse a la opinión pública y al Ministerio de Educación y Cultura, con la siguiente declaración:

Manifestar su respeto a las creencias religiosas de todos los ciudadanos y a las distintas confesiones religiosas reconocidas por el Estado.

Considerar que la Religión es un aspecto estrictamente personal, cuya enseñanza no puede incluirse en el ámbito de la educación formal, en un Estado de Derecho que se declara aconfesional.

El borrador del Real Decreto infringe los más elementales principios constitucionales, al establecer como materia curricular evaluable "La Educación en Valores" con dos opciones alternativas: "Valores cívicos" y "Enseñanza religiosa", con las mismas exigencias académicas, metodológicas, de horario y de evaluación que el resto de las materias.

No puede situarse en el mismo nivel, la Educación de los Valores Cívicos que son patrimonio de toda la Humanidad, con la enseñanza de las distintas religiones.

Si la educación en los valores cívicos se realiza de forma transversal en todas y cada una de las materias y actividades de los Centros docentes, la existencia de una asignatura específica resulta superflua; si por el contrario se considera necesaria una programación específica de sus contenidos, los alumnos que cursen "enseñanza religiosa" estarán privados de uno de los componentes básicos para una Educación Integral. Incluso en muchos casos, pueden ser enseñanzas contradictorias o antagónicas y es inadmisible que se contrapongan o pongan como alternativas unas y otras.

En todo caso, si la enseñanza de la religión, en contra de nuestro criterio, se da en los Centros docentes, exigimos que sea fuera del horario lectivo, que no sea evaluable ni figure en el expediente de los alumnos, que sus profesores no formen parte de los claustros, y que no se incluya en el Proyecto Educativo de los Centros.

Denunciar la claudicación del Gobierno ante las presiones de la Conferencia Episcopal, que siguiendo criterios claramente involucionistas, tiene como única finalidad extender la religión en todos los Centros como materia evaluable, y exigimos la inmediata retirada del Proyecto de Real Decreto por el que se establecen las Enseñanzas Opcionales.

Madrid, 10 de noviembre de 1999Los socialistas han pedido que se retire el crucifijo de las escuelas públicas, y esto no es una arbitraria exigencia socialista, sino una exigencia de la Constitución, que hace de España un Estado laico.

Efectivamente, hay que respetar todas las religiones y creencias, y el primer respeto está en no imponer el signo de una religión determinada a las mentes infantiles y adolescentes. Porque, además, esta imposición no tiene valor si consideramos que la inmensa mayoría de los chicos y sus familias, aunque sean católicos nominales, viven completamente al margen de los ritos y ritmos de la Iglesia, desde el uso de la píldora al consumo de divorcios.

Nuestros católicos siempre han creído que España era cosa suya, pero entre la masa de los creyentes ha habido siempre muchos judíos, ostrogodos, árabes, moros, anticlericales, rojos, ateos e indiferentes. Si no fuese así, España no habría aguantado tres años de «guerra de religión», unos contra otros, muy igualados los dos bandos.

La Iglesia española, que es la primera en no creer en la Constitución, ha encontrado la forma de introducir el crucifijo en las escuelas públicas, estatales, y por lo tanto laicas. Con el mismo derecho, o sea con ninguno, un día los chicos se pueden encontrar a Buda en la pared, a Confucio, a Mahoma o al cura del Palmar de Troya.

No queremos ensayar aquí ninguna clase de anticlericalismo epatante, sino devolver las cosas a la realidad: la gente de España, esa doncellona, no vive hoy, en su mayoría, con arreglo a religión, sino a política o a nada, en un retorno al libre examen y la propia conciencia o moral natural, cosa que funciona mucho en el mundo y no tiene por qué no funcionar aquí.

Una de las manifestaciones más claras de la democracia en que nos bañamos todos los días es la libertad de cultos o el absentismo respecto de todos los cultos. La gente es buena, educada y caritativa porque sí, no porque se lo mande el párroco. En Madrid casi nadie sabe quién es su párroco, si es que lo tiene, y no sólo por indiferencia del madrileño, sino porque los párrocos ya no son lo que eran, se visten de paisano y hasta forman conjuntos pop.

Queda anacrónico el crucifijo en un instituto donde los chicos y las chicas practican el «póntelo/pónselo». O una cosa o la otra. Por eso, porque no se corresponde con la verdad diaria de las cosas, nos atrevemos a denunciar el crucifijo escolar, como el PSOE, ya que no es sino una manera de fingir falsas realidades pasadas. Apenas hay vocaciones religiosas, ni masculinas ni femeninas, porque el cura, como el torero, se hace con el ambiente, y en España apenas queda ambiente clerical. La propia conducta de la Iglesia -40 años con Franco- ha contribuido a esta desertización de los fieles.

El crucifijo no es más que una metáfora. Lo que tendrían que hacer los religiosos es meter otra vez a Cristo en las conciencias, pero estamos viviendo un nuevo paganismo amueblado de tecnología y cosa lúdica, en el que algunos mandamientos católicos se han quedado obsoletos. La fe es una cosa muy personal y no debe fingirse su generalización imponiendo arbitrariamente unos signos que van contra la Constitución y la democracia. Quien tiene que cambiar no son los chicos sino los curas.

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ESTUDIO ATEO
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Esta página ha sido actualizada el 30 Noviembre, 2002