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¿PORQUÉ LA RELIGIÓN PUEDE SER TAN DAÑINA Y LLEVAR A RESULTADOS TAN INSATISFACTORIOS?

Cassy Beski Beski@strbrasil.com.br

 
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La religión tuvo su tiempo de utilidad y de gloria, cuando la ciencia todavía no tenía un desarrollo suficiente para poder aclarar y orientar las actividades de las personas en la Tierra. Las tempestades, los rayos, las inundaciones, la muerte, el origen de la Tierra, el aparecimiento del hombre y de los animales, etc.

La mayoría de las religiones se puede dividir en dos partes: la parte moral y la parte ideológica. Algunos tipos de Budismo y de Taoísmo sólo poseem reglas morales, no creen en dioses.

Hablemos inicialmente de la parte más aceptable de las religiones, la de controladoras de la actividad: las energías naturales, desordenadas e incontroladas de algunos son gastadas en actividades religiosas, dandoles un rumbo, un escape, una dirección, sin duda equivocados pero a veces inofensivos. Por eso Marx llamó a la religión el "opio del pueblo".

La religión y la moral de los pueblos son de suma importancia porque, en el fondo, canalizan y limitan todas sus actividades. Por ejemplo, en una sociedad donde se permita la deshonestidad y la corrupción, el progreso y el bienestar serían imposibles de ser alcanzados. Véase en los trabajos de Max Weber, de David Landes y de otros, la importancia que tuvo la rígida ética protestante en el desarrollo de los países ricos y como la hipócrita y dupla moral católica fue responsable por el atraso cultural y económico de los pueblos latinos. Muchas de las normas religiosas están basadas en las reglas de la moral secular de los hombres, un resultado de la experiencia de los pueblos desde tiempos inmemoriales. Tenemos como ejemplo el caso de la útil circuncición de los judíos (relegada por los cristianos), la regla bíblico-judaica de lavarse las manos antes de comer (Cristo también inexplicablemente, desobedeció esta sana regla de higiene, en Marcos 7,5). Son costumbres de buena convivencia, de ayuda mutua y de cooperación entre los hombres, puder sobrevivir y desarrollarse en aquella Tierra llena de enemigos, enfermedades, catástrofes. Una de las más conocidas es "No asesinarás" (no matarás es un error de traducción del hebreo), desde que los hombres comenzaron a vivir en comunidades. Tenemos también el Código de Hamurabi, las reglas budistas, los Diez Mandamientos y otros conjuntos de leyes que han pasado de unas religiones para otras y han sido difundidos e impuestos como reglas generales de convivio humano.

Pero para tener moral no es necesario que haya religión. Las religiones no tienen el monopolio de la moral. Hay muchos filósofos agnósticos o ateos que desarrollaron los temas morales, como J. Bentham, Stuart Mill, Espinosa, Bertrand Russell, etc. Como ejemplo cito las dos reglas de oro de la moral universal que son: "hacer el bien a los otros" (Buda); y "todo lo que puede ser válido para los otros, es valido también para ti" (Kant).

Por otro lado tenemos la parte mística, obscura, dogmática y milagrera de la religión que es muy dañina, porque consume tiempo, dinero y desvía las mentes de las masas para caminos anticientíficos e irracionales, provocando la pobreza, la apatía y la ignorancia de los pueblos. Muchas guerras y persecuciones sangrientas tuvieron como base las rivalidades y las diferencias religiosas de los pueblos. Por otro lado, un enorme tiempo de trabajo y mucha energía de la vida de multitudes inmensas se pierden en oraciones y cultos religiosos, millones de horas de mano de obra y de toneladas de materiales de construcción gastados en las millares de iglesias y templos, que podían ser mejor aplicados en indispensables y bellas escuelas, en góticas y cultas universidades, en útiles y productivos institutos de investigación, en necesarios y barrocos hospitales... Pero lo peor de la mentalidad religiosa es la creencia en los milagros divinos, en los santos, actitud que desperdicia las energías del pueblo en busca de "curas milagrosas", en soluciones resultantes de pedidos a los santos de inluencia junto al Señor, para que les resuelvan los problemas personales. Como si Dios pudiese ocuparse de los problemas personales de seis mil millones de habitantes de esta Tierra... El foco de la actividad humana es totalmente desviado así del camino correcto, del camino científico, de la medicina, de la ingeniería, de la química, de la física... ¿Cuántos cerebros inteligentes se perdieron buscando soluciones mágicas, solicitadas a los dioses a cambio de ofrendas y de diezmos? El hombre religioso es un ser débil, vulnerable, manipulable, pues se encuentra totalmente dependiente de un orden exterior a él, fuera de su control, cuando se sabe que, quitando los efectos del azar, todo depende del modo como él actúa. Por ejemplo, si el estudiante no estudiar para el examen, de nada sirve pedir auxilio a los santos para que le den conocimientos para pasar, pues será reprobado. O entonces él buscará otros modos ilegales para pasar, sin esfuerzo. Este es otro mal indirecto causado por la religión, cuando el esfuerzo normal de las personas es desviado hacia métodos anormales para obtener las cosas, como la corrupción, la magia, etc.

Tampoco podemos dejar de recordar aquí los tiempos terribles de la Santa Inquisición, que pasaban hasta hace muy poco, unos docientos años atrás... El libertinaje y la riqueza de la Iglesia contrastaban con las dificultades de la vida en la Tierra. El Vaticano no se diferenciaba de un burdel común... Muertes en la hoguera, torturas, noches de San Bartolomeo, expulsiones, persecuciones, prohibición de leer libros... Tenemos que acordarnos con horror de esos tiempos de la Contrarreforma que no queremos ver de regreso, aunque haya mucha gente que los quiera aquí de nuevo... Además del sufrimiento de millones de personas inocentes, el peor y más importante de los efectos de esas matanzas y persecuciones fue la destrucción de la ciencia, el atraso en el avance de la democracia, el desarrollo cultural y económico de los pueblos que se sujetaron a tales violencias. Los principales alvos del Santo Oficio fueron los sabios, los científicos, los filósofos, los artistas, los libre-pensadores como Giordano Bruno, Copérnico, Galileo y otros. En esos tiempos hasta leer la biblia era crimen y todas las misas eran en latín para que nadie entendiera nada... Por eso los países católicos quedaron entre los más incultos, atrasados y analfabetos de Europa... Por ejemplo, Portugal en esa época era un país relativamente rico y desarrollado, cultural y científicamente. Pero a partir de la implantación de la Contrarreforma, el país paró en el tiempo, el espíritu de la patria se apagó... O ir para la hoguera o quedarse callado y obediente, era la opción que se le presentaba a los intelectuales y científicos de la época.

Mientras tanto, los países que se separaron del Vaticano, más irreverentes, más democráticos, más científicos más cultos (desde el s. XVII los protestantes tenían que ser alfabetizados para leer la Biblia...), progresaron velozmente, económica, técnica y socialmente, dejando a los pueblos católicos muy atrás...

Aún en los días de hoy, un ejemplo terrible de esas actitudes oscurantistas es la prohibición, por el vaticano y por el papa, del uso de preservativos. Millones de personas mueren y van a morir en el mundo católico debido a no haberse prevenido contra el SIDA, usando preservativos...

La mentalidad religiosa es totalmente opuesta a la científica, racional. Es una actitud que espera la solución milagrosa de problemas, no yendo a las causas para acabar con ellos. Lleva a la apatía, a la fragilidad de los pueblos, ya que todo es resuelto fuera de la persona, por los dioses.

Sin contar también con los millares de fanáticos y dogmáticos cristianos que mueren y dejan morir a sus hijos inocentes porque no aceptan tratamiento médico. Es más, ellos están totalmente dentro de la lógica de la religión, pues si todo, incluso las enfermedades, fue creado por Dios, ¿ porqué tratarse en el hospital, en contra de la voluntad y de los designios del Señor?

Cassy Beski Beski@strbrasil.com.br

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ESTUDIO ATEO
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Esta página ha sido actualizada el 7 Mayo, 2003